EMPATÍA
Es
el proceso de interiorización de las emociones propias y ajenas.
Cuanta más conciencia tengamos de nosotros mismos, de nuestras
emociones y sentimientos, más capaces seremos de reconocer los de
los demás.
Las
manifestaciones de empatía aparecen en la más tierna infancia y su
desarrollo depende, en gran medida, de la educación emocional que se
brinde al niño. Las expresiones emocionales son fundamentales en
nuestras relaciones sociales, y la capacidad de reconocerlas en los
demás es una forma de empatizar.
Hay
tres niveles de empatía:
1.
Capacidad de identificar e interpretar adecuadamente las emociones
ajenas.
2.
Habilidad de percibir y responder a las preocupaciones o sentimientos
inexpresados de los demás.
3.Comprensión
de los problemas que se ocultan tras los sentimientos.
El
autocontrol es clave para que, a la vez que permanecemos abiertos a
los sentimientos de los demás, no nos bloqueemos emocionalmente.
La
escucha es una cualidad fundamental en la empatía, pues predispone a
las personas para la comunicación y favorece las relaciones
interpersonales.
Se
trata de la escucha activa, en la que somos conscientes de lo que el
otro dice y también prestamos atención a lo que nos comunica con
las expresiones no verbales.
El
efecto Pigmalión. se refiere a cómo las creencias y expectativas de
una persona afectan de tal manera a otras que provocan una respuesta
que confirma estas expectativas. En educación, este efecto se
concreta en el rendimiento y actitudes de los alumnos que, según las
expectativas del profesor, serán mejores o peores; y también, en
las expectativas de los alumnos sobre el profesor.
Aquí
tenéis un cuento cortito ,para enseñar a los más peques de la casa,
a comprender las emociones de los demás, a mirar otro el otro punto
de vista.
Cuento "Mapache y Osito juegan a carreras"
Una tarde de verano, Osito y Mapache jugaban en el bosque a carreras alrededor de los árboles. Contaban hasta tres y corrían velozmente hasta llegar al otro lado del río, rodeando el bosque. Hicieron varias carreras pero Mapache ganaba continuamente, como excelente trepador que es y acostumbrado a esconderse en los huecos de los árboles, corría tan rápido que para cuando llegaba Osito, a Mapache ya le había dado tiempo de descansar para la próxima carrera.
Osito estaba harto de perder y ya se había cansado de llegar siempre el último, así que se enfadó y quiso expresar su rabia de esta manera a su amigo Mapache.
-¡No es justo!¡Yo quiero ganar también, tu siempre llegas el primero!- gritó Osito creyendo que su amigo Mapache comprendería cómo se sentía.
Pero no fue así. Mapache se rió y le contestó: -¡Osito, yo no tengo la culpa de ser más rápido que tú!- Osito se sintió triste porque su amigo no comprendía cómo se sentía y ya no quiso jugar más con él.
En ese momento, vino Perrito, otro amiguito que solía jugar con ellos en el bosque. Al ver que jugaban a carreras, quiso hacer una con ellos y volvieron a contar uno dos y tres para llegar al otro lado del bosque. Osito en esta ocasión como había conseguido tranquilizarse, también se apuntó.
En esta ocasión, para sorpresa de Mapache, ganó Perrito, y como dejó de ser el primero, empezó a saltar de rabia y lleno de cólera gritaba:
-¡Quiero ganar yo, quiero ganar yo…! -Su amigo Perrito, les miro a los dos y sorprendido les preguntó.
-Pero, ¿no estabais jugando a carreras? Si es un juego, ¿por qué os enfadáis?, lo importante es que disfrutemos juntos y que nos alegremos del que llega primero, no enfadarnos por no serlo nosotros.Los amigos son felices cuando están juntos sin importar quién gana. Si queréis nos damos la mano y corremos todos juntos hasta el otro lado del río, será divertido, seguro que nos reímos mucho y llegamos todos a la meta.
En esos momentos, Mapache comprendió como se había sentido su amigo Osito cuando él ganaba todas las carreras y entendiendo que era más importante su amistad que ser el primero en un juego, decidieron cambiar de actividad con el fin de pasar un buen rato juntos.
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